La posibilidad de adecuar las actividades y metodologías del aula a diversos estilos de aprendizaje o para personas con diferentes necesidades educativas, no es compleja si confluye el trabajo de profesores y establecimientos educacionales. Lo primero es tener mucha claridad, tanto de las dificultades a enfrentar como de los estilos de aprendizaje presentes dentro de un curso.
Escribir con lápiz favorece el desarrollo del cerebro, tanto que se suele comparar con los beneficios que tiene la actividad física para el organismo. Se trata, asimismo, de un importante instrumento para crecer en habilidades cognitivas y sociales. Cómo ayudar a los niños en el proceso de aprender a escribir a mano y cómo incentivarlos a practicar, es parte de las tareas de todo educador.
Las necesidades educativas especiales transitorias son condiciones en las que los niños o jóvenes presentan bajo ritmo o lento progreso en sus diferentes actividades. Se trata de trastornos específicos del aprendizaje, dificultades específicas del lenguaje, rendimiento intelectual limítrofe y síndrome de déficit atencional. Todas estas condiciones requieren enfoque diferenciado, pero –en sintonía con las nuevas normativas del Ministerio de Educación– sus requerimientos pueden también satisfacerse en una sala de clases regular.
En un aprendizaje inclusivo, donde todos los alumnos tienen cabida, independiente de sus capacidades, tal como lo promueve la nueva norma del Decreto 83, el desafío del profesor es justamente dar ese espacio y promover la enseñanza conjunta, logrando enriquecer el proceso con esa diversidad.
Desde la mirada del profesor, esta evaluación implica beneficios y desafíos, pues pretende ser una importante herramienta para las estrategias de aprendizaje y desarrollo de habilidades. En consecuencia, el papel que cumplen los educadores en torno a la medición es primordial.
Que en cada una de las salas de clases los docentes puedan ofrecer oportunidad de aprender a todos los estudiantes, independiente de sus necesidades educativas especiales, es lo que planeta, a grandes rasgos, el Decreto N°83. La ley de aplicación voluntaria desde 2015, comienza su implementación obligatoria este año, e implica que todos los colegios se adecúen con profesionales aptos e infraestructura nueva.
La variedad y cantidad de palabras que conocemos se relaciona con el desarrollo general y las potencialidades de una persona. Resulta fundamental fomentar el vocabulario con actividades en sala de clases y también con el apoyo de padres y apoderados.
Sí, es tan importante como los contenidos. Quizás hasta más relevante, porque permite enfrentarse mejor a los desafíos académicos y a aquellos que conlleva la vida en general. En definitiva, el paso por el colegio es eso, más allá de superar niveles y asimilar contenidos, corresponde al espacio donde el profesor entrega herramientas de aprendizaje a sus alumnos.
Al hablar de inteligencia no hacemos referencia a la cantidad de información que se maneja, tampoco de una habilidad estrictamente académica ni del talento para superar pruebas. El concepto de inteligencia se refiere a la capacidad de comprender el propio entorno, de adaptarse a él y, si es posible, de modificarlo en beneficio propio o de los demás. Estimularla, por lo tanto, es clave.
Regresar de vacaciones al menos una semana antes de la entrada al colegio, permite prepararnos con tranquilidad y de forma paulatina para el comienzo del nuevo año escolar y laboral. Es la fórmula para comenzar, poco a poco, a retomar los hábitos, los horarios, las comidas y las actividades propias de este período. Eso sí, hay que hacerlo intentando mantener también algunos tiempos de ocio y descanso, sobre todo, para que los niños no sientan presión.