El derecho a la educación está consagrado en la Constitución Política de la República de Chile, en la Ley 20.422 –que establece normas sobre igualdad de oportunidades e inclusión social de personas con discapacidad– y en la Ley Nº 20.370, Ley General de Educación. Desde 2017, también debemos hablar del Decreto N°83/2015, que aprueba criterios y orientaciones de adecuación curricular para estudiantes que tienen necesidades educativas especiales, ya sean preescolares o niños de educación básica. Sus fundamentos se basan en valorar las diversidades culturales, religiosas, sociales e individuales de las poblaciones que son atendidas en el sistema escolar.
Según el Ministerio de Educación, el desafío de establecer criterios y orientaciones de adecuación curricular para estudiantes con necesidades educativas especiales de la educación parvularia y educación básica, surgió a partir de lo establecido en el artículo 34 de la Ley General de Educación, el que mandata al Mineduc para definir criterios y orientaciones que diagnostiquen a los alumnos que presenten Necesidades Educativas Especiales (NEE). Estas se refieren a aquellos estudiantes que precisan colaboraciones y recursos adicionales –ya sean humanos, materiales o pedagógicos–, con el objetivo de conducir bien su proceso de desarrollo y aprendizaje. Por otra parte, el decreto surgió para especificar criterios y orientaciones de adecuación curricular para que los establecimientos educacionales puedan planificar propuestas educativas pertinentes de calidad ante niños que lo requieran, sean estudiantes de establecimientos especiales o regulares, con o sin Programas de Integración Escolar (PIE).
Previamente, el decreto 170/2010 permitió establecer los requisitos, procedimientos, y pruebas diagnósticas con que deben ser evaluados los escolares que presentan necesidades educativas especiales (NEE), ya sea de carácter transitorio o permanente; y los profesionales idóneos para dichas tareas, esto para resguardar la subvención recibida por alumnos que pertenezcan al PIE. “Sin embargo, los aspectos educativos de la intervención quedaron sin orientaciones concretas, por lo que cada establecimiento aplicaba sus propios criterios”, explica Daniela Muñoz, educadora diferencial especialista en problemas de aprendizaje y en trastornos específicos del lenguaje de la UMCE, Magíster en Gestión y Liderazgo de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
Con la puesta en marcha del Decreto N°83, se establecen criterios y orientaciones claras de adecuación curricular para todos los establecimientos educacionales, tengan o no Programa de Integración Escolar (PIE). El objetivo es que planifiquen propuestas educativas pertinentes, flexibles y de calidad para los estudiantes, atendiendo tanto a la diversidad general como a aquellas asociadas a una discapacidad. “El decreto 83/2015 viene a cambiar el enfoque, desde lo médico, centrado en el déficit (decreto 170/2010), a un paradigma orientado a lo educativo con un principio que se basa en la inclusión educativa y valoración de la diversidad, otorgando igualdad de oportunidades en el acceso al aprendizaje de todos. Busca equiparar las condiciones para que los estudiantes en su totalidad puedan acceder, participar y progresar en su proceso de enseñanza aprendizaje, realizando los ajustes necesarios, de manera que el currículum nacional sea pertinente y relevante para todos”, comenta Daniela Muñoz.
Y agrega: “Este decreto, además, es claro al indicar que si ya se han implementado las estrategias diversificadas, y no han sido suficientes para responder a las necesidades educativas de un estudiante particular, se pueden realizar las adecuaciones curriculares pertinentes, indicando criterios para la realización de estas adecuaciones, lo que permite graduar, priorizar, temporalizar, enriquecer o eliminar objetivos de aprendizaje”.
Estrategias para cumplir el decreto
¿Los establecimientos y docentes están preparados para implementarlo? ¿Qué desafíos existen para cumplirlo? Son solo algunas de las preguntas que surgen a partir de la implementación de esta ley.
La sicóloga infantil formada en la Universidad de Sao Paulo, Ana Paula Vieria, recuerda que la educación es un derecho proclamado por la Unicef: “En todos los lugares debe asegurarse que cada niño que está en una aula reciba la mejor educación para él, independientemente de si tiene necesidades educativas especiales. Hoy en día, en las salas de clases hay un espectro amplio de diferentes formas de aprender y, por otra parte, existen niños con necesidades educativas especiales. Ese escenario es el primer gran desafío que los educadores tienen actualmente, es decir, entregar la mejor educación para casos tan distintos”. En ese sentido, y pensando en la salud mental y emocional de esos futuros adultos, comenta la profesional, es muy necesario que los educadores reciban capacitación de cómo atender, principalmente, a los niños con necesidades especiales. “La formación docente no se termina nunca, es imprescindible que los educadores estén en constante renovación, principalmente, aprendiendo cómo atender a los diferentes estilos de aprendizaje. Para los casos de niños con requerimientos diferentes, me parece que los profesores necesitan, además, de ayuda de especialistas al interior o fuera del colegio”.
Entre las principales [1] herramientas para cumplir la norma que promueve una educación inclusiva figuran la destinación de recursos económicos y que cada establecimiento busque las capacitaciones más adecuadas a sus propios contextos educativos, ya sea a través de fondos SEP, PIE o código Sence.
Se han dispuesto fondos para realizar las capacitaciones. Sin embargo, más allá de aquello, se trata de una modificación del paradigma, por lo que la implementación del decreto tomará tiempo. Daniela Muñoz señala que el principal desafío es el cambio de mirada hacia la ‘diferencia’, entendiendo esta como una oportunidad de mejora en el logro de los objetivos de aprendizaje propuestos y no como un obstaculizador. El decreto plantea que lo que antes se consideraba como una estrategia ‘exclusiva’ para un estudiante particular, ahora podría estar a disposición del grupo curso completo.
“Otro reto importante es el trabajo en equipo, pues representa un fuerte trabajo de co docencia entre el docente regular y el docente especialista, además de permitir el ingreso de asistentes de la educación a la sala de clases, con el fin de promover estrategias diversificadas”, dice la educadora.
Otros tres desafíos importantes que señala la docente son la forma de presentar la información, la organización y el modo de respuesta.
Según describe Mineduc: “ La forma de presentar la información debe permitir a los estudiantes acceder a través de modos alternativos, que pueden incluir información auditiva, táctil, visual y la combinación de estos. Como por ejemplo: ampliación de la letra o de las imágenes, amplitud de la palabra o del sonido, uso de contrastes, utilización de color para resaltar determinada información, videos o animaciones, velocidad de las animaciones o sonidos, uso de ayudas técnicas que permitan el acceso a la información escrita (lupa, recursos multimedia, equipos de amplificación de audio), uso de textos escritos o hablados, medios audiovisuales, uso de lengua de señas, apoyo de intérprete, uso de sistema Braille, uso de gráficos táctiles, presentación de la información a través de lenguajes y signos alternativos y/o complementarios y con distintos niveles de complejidad, entre otros.
En cuanto al segundo punto, la organización del entorno debe permitir a los estudiantes el acceso autónomo, mediante adecuaciones en los espacios, ubicación, y las condiciones en las que se desarrolla la tarea, actividad o evaluación. Por ejemplo, situar al estudiante en un lugar estratégico del aula para evitar que se distraiga y/o para evitar que distraiga a los otros estudiantes, o que pueda realizar lectura labial; favorecer el acceso y desplazamiento personal o de equipamientos especiales; adecuar el ruido ambiental o la luminosidad, entre otros.
La forma de respuesta que considera este decreto debe permitir a los estudiantes realizar actividades, tareas y evaluaciones a través de diferentes formas y con la utilización de diversos dispositivos o ayudas técnicas y tecnológicas diseñadas específicamente para disminuir las barreras que interfieren la participación del estudiante en los aprendizajes. Por ejemplo, responder a través del uso de un ordenador adaptado, ofrecer posibilidades de expresión a través de múltiples medios de comunicación, tales como texto escrito, sistema Braille, lengua de señas, discurso, ilustración, diseño, manipulación de materiales, recursos multimedia, música, artes visuales, escultura, persona que transcriba las respuestas del estudiante, uso de calculadora, ordenadores visuales, organizadores gráficos, entre otros ”[1] .
(http://portales.mineduc.cl/usuarios/edu.especial/File/2015/Decreto%2083-2015.pdf)
Preparación de los educadores
Según el decreto, los objetivos de aprendizaje establecidos en las bases curriculares pueden ser ajustados de acuerdo con los requerimientos específicos de cada estudiante y con los aprendizajes prescritos en las distintas asignaturas del curso de pertenencia. Cabe recordar que los propósitos de aprendizaje tienen relación con las competencias básicas que todo alumno debe alcanzar en el transcurso de su escolaridad y, en consecuencia, deben adoptarse como resultado de un proceso de evaluación amplio y también riguroso que tenga carácter interdisciplinario.
Un criterio fundamental a tener en cuenta es evitar la eliminación de aquellos aprendizajes que se consideran básicos e imprescindibles para el desarrollo integral, que son requisitos para seguir aprendiendo.
Según Daniela Muñoz, si se considera que el PIE, más que un grupo de profesionales especialistas, es definido por la ley como una estrategia del sistema escolar, cuyo propósito es contribuir en el mejoramiento continuo de calidad de la educación que se imparte en establecimientos, los docentes de educación regular pueden, entonces, apoyarse en estos profesionales. La docente enfatiza que lo principal es el cambio de mirada frente a la diversidad y las necesidades educativas especiales para favorecer la presencia, la participación y el logro de los aprendizajes esperados de todos y cada uno de los estudiantes.
Hay experiencias que se pueden mencionar como referencia respecto de la inclusión que propone el decreto. Se trata de orquestar experiencias de aprendizajes comunes a todos los estudiantes de un grupo y, en el marco de estas, entregar apoyos específicos. “Por ejemplo, si hay un alumno con PACI (Plan de Adecuación Curricular Individual), que su plan incluye un enriquecimiento con el currículo de 2NT, se debe trabajar la segmentación silábica. La idea es poder integrar ese contenido ‘segmentación’ a todos los estudiantes para reforzar un aprendizaje ya adquirido o, al menos, trabajar con el estudiante con necesidades educativas especiales desde el mismo tema que sus compañeros y dentro de la misma sala”.
A esa convivencia es lo que apunta la nueva norma, al fomento de una socialización más completa y comprensiva, aun cuando eso implique desafíos, retos que, por lo demás, no hacen sino aumentar las capacidades y motivaciones de un equipo docente.
Paula Reyes Naranjo Periodista