Este es un mundo donde la imagen es fundamental y los niños reciben estímulos visuales permanentemente, en el cual el computador desarrolla su inteligencia, pero con una vertiginosidad que para algunos puede ser excesiva. Es un escenario donde el éxito de lo virtual está mermando la importancia de los juguetes tradicionales, de esos objetos que se podían construir, tocar y hasta oler. Datos de las Cámara Argentina de la Industria del Juguete dicen que la edad de jugar con objetos lúdicos se ha acortado; si antes las niñas se entretenían con muñecas hasta los 11 años, hoy a los siete ya quieren un computador. Y los juegos también han cambiado: la Fundación Alimentum, en su II Sondeo de Opinión sobre Hábitos de Estilos de Vida Saludables, en España, arrojó que el 97% de los padres considera muy importante o importante que sus hijos realicen diariamente ejercicio físico, pero cuatro de cada diez reconocen que sus niños no lo llevan a la práctica. En el mismo sentido, la mayoría considera que los juegos de su infancia eran más saludables que las fórmulas de entretenimiento de los niños de hoy.
La vida de barrio
Las diferencias entre las generaciones actuales y las antiguas son evidentes para cualquiera que se haya criado desde los años 80 hacia atrás. Salir a jugar a la calle y no volver hasta que oscurecía, era parte de aquello. La infancia del pasado parece haber sido más sociable y con una vida familiar más importante y prioritaria que en la realidad de hoy, donde existen las redes sociales virtuales y la posibilidad de encontrar cualquier información sin salir de casa, tan solo navegando en internet.
“La vida de barrio permitió crecer de manera más libre y autónoma, en comparación a los niños de hoy. La confianza en su entorno también permitía sentir que el mundo era más seguro”, asegura Paulina Sarmiento, sicóloga clínica, Magíster en Salud Mental Infantil e Intervención Temprana, supervisora clínica de los centros de Atención Psicológica de Universidad de Las Américas y docente de la misma casa de estudios.
La especialista comenta que en la actualidad se reconoce que la sociedad se encuentra en crisis y, en este sentido, existe una sensación de vulnerabilidad permanente. Esto se ve reflejado día a día, por ejemplo, en los noticieros, donde queda claro el aumento de los índices de delincuencia: “No podemos negar que el mundo ha cambiado y que la sociedad de hoy está cada vez más individualista, lo que crea personas centradas en sí mismas. Disminuye el interés de las interacciones de barrio y, aún más, de las relaciones cara a cara. Sin embargo, no hay que conformarse con esta premisa, los esfuerzos deben seguir apuntando a priorizar las interacciones personales y directas y los espacios comunitarios. La visita a la plaza o al parque es muy bien valorada aún por nuestros niños, basta con darles la posibilidad de que lo experimenten”.
El real impacto –dice la sicóloga– está en la escasa posibilidad que tienen los niños de hoy para compartir horas en compañía de sus padres. Los tiempos de convivencia familiar están quedando cada vez más limitados. Agrega, que un punto aparte juegan las tecnologías que hoy ofrecen a los niños un mundo colorido e interactivo en un solo click: “Algo muchas veces más llamativo que salir a jugar a la calle, pero reitero, la idea es darles la posibilidad de hacerlo y verán que lo disfrutan como lo hacían los niños antes”.
Por otro lado agrega: “A favor de la infancia de hoy debemos rescatar la capacidad cognitiva que han desarrollado los niños: su mirada es más evolucionada que la de los chicos de antes, ven resoluciones simples a problemas que para los adultos parecen complejos”.
Para una infancia equilibrada
“Los esfuerzos de los padres de la generación actual de niños deben estar puestos en la calidad de las interacciones que mantienen con sus hijos”, dice Paulina Sarmiento. La especialista afirma que no se puede negar que la incorporación de la mujer al mundo laboral, querámoslo o no, ha mermado la posibilidad en los niños de contar con la permanencia de su cuidador principal en casa, por lo que se debe estar consciente de esta necesidad. La sicóloga aconseja, además:
A modo de sugerencias concretas:
Sobre estimulación: ¿mal moderno?
Que los padres de hoy sobre estimulan a sus hijos es una idea que parece rondar en el ambiente. ¿Es así? ¿Cómo afecta a los niños? “La estimulación infantil implica muchas aristas y existe la creencia de que estimular es llenar al niño de actividades y mantenerles el tiempo ocupados. Desde este punto de vista, se podría hablar de sobre estimulación. Sin embargo, existen carencias afectivas importantes que no están pudiendo ser estimuladas en nuestros niños de hoy, dado que la estimulación cognitiva es solo una parte del desarrollo integral de los niños. La estimulación social y afectiva desde la primera infancia, se hace muy necesaria, existiendo hoy pruebas empíricas que respaldan la idea de que esta aumenta el desarrollo sináptico y, por ende, potencia el desarrollo integral del menor”, explica Paulina Sarmiento.
De algún modo, y lamentablemente, se tiende a malinterpretar el concepto de estimulación temprana, el cual apunta a fortalecer el desarrollo integral de los menores desde los aspectos físico, cognitivo, social y afectivo. Se tiende a considerar principalmente al desarrollo físico y motor, en desmedro de la parte social y afectiva. “El afecto entregado a los niños y las posibilidades de juego son un ambiente nutrido que les permite contar con un colchón afectivo para avanzar en las etapas del ciclo vital, por lo que, sin duda, es un punto importante a trabajar por parte de padres y cuidadores. La estimulación temprana busca motivar al niño de manera oportuna. Sin embargo, el objetivo no es desarrollar niños precoces, ni adelantarlos en su etapa de desarrollo, sino ofrecerles experiencias que le permitan formar las bases para un óptimo desarrollo”, dice la sicóloga.
Amigos de la tecnología: es inevitable
Ya se mencionó al inicio del artículo: uno de los temas más potentes en el cambio entre la infancia de ayer y la de hoy, es el tema de la tecnología: ¿cómo afecta esto las relaciones sociales?, ¿deberíamos restringir su uso a nuestros hijos?
Se hace difícil pensar en la posibilidad de limitar a nuestros niños el acceso al mundo virtual, considerando que, en etapas avanzadas, llega a formar parte de su mundo social. “Sin embargo, es importante establecer ciertas edades de corte donde el uso de tecnologías debe ser controlado por los adultos. Pensar que un menor de tres años se estimula a través de juegos electrónicos es un error, pues la mayor estimulación que reciben a esta edad es a través del contacto con un otro, en donde la necesidad de contar con un cuidador estable y predecible es fundamental”, advierte Paulina Sarmiento.
De esta forma, vale saber:
El desafío para los padres es formar parte de este nuevo mundo tecnológico; mantenerse dentro del sistema del niño es más beneficioso que privarlo de participar en el mundo virtual al cual, tarde o temprano, ingresará.
Paula Reyes Naranjo Periodista