Categorías
Áreas del aprendizaje
Nivel escolar
Aplicaciones
Nosotros
ApoderadosEducadores¿Dónde comprar?
Language
cl CL
Cuentos antes de dormir: una rutina que cultiva el desarrollo emocional y cognitivo infantil

Cuando cae la noche y el ajetreo del día comienza a diluirse, la lectura de un relato antes de dormir se transforma en un puente entre la vigilia y el descanso, pero también entre la mente y el corazón del niño. Más allá de una simple actividad, este ritual cotidiano es una oportunidad invaluable para fomentar el crecimiento afectivo, fortalecer los lazos familiares y enriquecer la imaginación.

Neva Milicic, destacada psicóloga infantil y autora de múltiples libros sobre infancia y desarrollo socioemocional, subraya que este momento íntimo no solo prepara a los pequeños para un buen descanso, sino que tiene beneficios profundos. “Habitualmente, quien lee es una figura significativa de apego, cuya sola presencia produce en los menores un sentimiento de bienestar y de calma. Ello aumenta la posibilidad de un dormir bien y profundo”, explica.

Pero las ventajas no se agotan en lo emocional. Desde el plano cognitivo, el impacto también es fundamental. “El procesamiento de lo leído es muy relevante y permite una elaboración de los contenidos y conceptos de las historias. Quizás por ello recordamos con mucha conexión afectiva los relatos que nos compartieron en la infancia”, añade la experta.

Un espacio de vínculo y contención

El instante del cuento nocturno es mucho más que una lectura. Es una invitación a detener el tiempo para que adulto y niño entren en una sintonía emocional especial. Milicic lo describe como “un estado de relajo que favorece la vinculación desde la intimidad”. En este espacio, dice, “el infante que es arropado por el cariño de sus padres intensifica su amor por ellos y se siente protegido en esa magia que tiene el afecto incondicional, que da una enorme sensación de calma interior. Y en los adultos crea un sentimiento de ternura de una fuerza inconmensurable”.

Esa ternura compartida es clave para el desarrollo afectivo infantil, especialmente cuando se vive en un mundo acelerado, muchas veces saturado de estímulos digitales que interrumpen los espacios de conexión humana.

Elegir el cuento adecuado según la edad

Una duda frecuente entre madres, padres y cuidadores es qué tipo de relatos son los más apropiados para cada etapa. Milicic ofrece una guía práctica, sensible y clara:

Primer año: Lo ideal son canciones infantiles como las de María Elena Walsh o Mazapán. La musicalidad y la repetición generan una conexión emocional temprana.

Dos años: Pequeños cuentos de animales con onomatopeyas estimulan aumenta el lenguaje y divierten mucho a los niños. “Nada como el humor para la salud mental”, destaca.

Tres años: Libros con más contenido sentimental y visual, como Adivina cuánto te quiero, El monstruo de colores o Elmer, son ideales para esta etapa.

Desde los 4 años: Se pueden introducir tramas más complejas y permitir que el niño o niña escoja. “La creatividad de los padres es clave para expandir el repertorio y crear un vínculo que es un triángulo entre el libro, el menor y sus padres”.

Desde los 5 años: Es recomendable combinar elecciones del niño con sugerencias de los adultos. Las bibliotecas son un excelente lugar para encontrar orientación. “Las bibliotecarias son expertas y una gran ayuda para padres y docentes”, señala Milicic.

Además, recomienda títulos que aborden emociones, miedos y alegrías, como ¡Uy, qué felicidad! o ¡Uy, qué pena!, de su autoría.

La colección de literatura infantojuvenil de Caligrafix, Viaje Literario, incluye libros de cartoné, que pueden ser manipulados por los más pequeños. Tanto en estos como en todos los títulos que ofrece esta editorial, las ilustraciones juegan un papel relevante en la construcción del relato lo que permite una conexión sensorial con la lectura y la posterior evocación de estas experiencias familiares.

Características clave de un buen cuento para dormir

No todo libro es adecuado para el momento previo al descanso. Según Milicic, un buen relato nocturno debe reunir ciertas características que promuevan la calma y la seguridad emocional del pequeño:

- Duración breve: con 10 minutos de lectura es suficiente.

- Contenido positivo: evitar historias con miedo o tristeza.

- Ilustraciones atractivas que acompañen la narración.

- Frases rítmicas o repetitivas que favorezcan la concentración y el gusto por el lenguaje.

- Tono de voz pausado y suave para no sobreestimular.

Y algo muy importante: “Se pueden repetir muchas veces los mismos textos, pero también introducir variedad. Ojalá contengan elementos afectivos positivos, alegres y con ternura, para inducir a la calma”, aconseja.

La lectura como reguladora emocional

El tiempo del relato no solo es una actividad agradable, sino que puede tener un impacto directo en el bienestar anímico del menor. De hecho, puede actuar como una herramienta de regulación frente a la ansiedad o el insomnio.

“El acompañamiento en las situaciones emocionales difíciles es la estrategia más apropiada para sintonizar y conocer las emociones de los niños”, afirma Milicic. Ese momento final del día puede ser también un espacio de escucha: “Especialmente dejarse un espacio para escuchar lo que están viviendo y cómo lo están viviendo es de gran ayuda para la contención emocional”.

Los aportes de este ritual nocturno son incluso preventivos: “Es muy importante dormirse sin peleas ni conflictos, porque eso puede obstaculizar el sueño o afectar su calidad. Los sueños como pesadillas son frecuentes cuando no hay calma al dormirse”.

Para niños mayores que enfrentan temores nocturnos, sugiere títulos como ¡Qué pesadilla, mis pesadillas! de Soledad López o Hay una pesadilla en mi armario de Mercer Mayer.

Cómo empezar si nunca lo has hecho

Si en tu hogar aún no se ha instaurado esta costumbre, nunca es tarde para comenzar. Neva Milicic entrega algunos consejos prácticos para dar los primeros pasos:

- Conversa con otros padres de niños de la misma edad y comparte recomendaciones lectoras.

- Ten a mano una selección de cinco o seis libros apropiados y deja que tu hijo escoja.

- Lee las historias previamente para familiarizarte y que la lectura fluya.

- Aunque puedes usar audiocuentos o cuentacuentos, “para el vínculo afectivo es mejor que lo cuente el padre o la madre”.

- Permite que el niño mire las ilustraciones durante la lectura.

- Al terminar, pregúntale si quiere comentar algo y responde de forma breve.

- Finalmente: “dale un beso… ¡y a dormir!”

Una inversión para toda la vida

Incorporar este hábito no solo mejora el descanso nocturno, sino que siembra semillas de amor por la lectura, empatía, creatividad y lenguaje. En un tiempo donde las pantallas muchas veces reemplazan la interacción directa, recuperar este espacio íntimo puede marcar una gran diferencia.

En palabras de Neva Milicic: “Los cuentos nocturnos no solo narran historias, construyen infancias”. Y esa es una tarea tan hermosa como urgente para todos los que acompañan a niños y niñas en su crecimiento.