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Pedro y su TOC nos invita a hablar de salud mental

El buen estado físico, las relaciones sociales y también el aprendizaje pueden ser mejores si se abordan con suficiente información los trastornos del ámbito psicológico y psiquiátrico. Conversar sobre estos temas y recibir ayuda profesional solo trae beneficios. Gracias a materiales concretos y lúdicos como este cuento, la tarea es más fácil y efectiva aún.

Pedro y su TOC es un libro que nace con la idea de dar voz a los niños y adolescentes que tienen trastorno obsesivo compulsivo, una alteración que se define como la presencia de pensamientos, imágenes o ideas recurrentes capaces de generar malestar significativo en la persona que las padece. Son obsesiones persistentes e intrusivas que para ser calmadas o neutralizadas exigen que el afectado haga compulsiones, esto es, determinados comportamientos o actos mentales, por ejemplo, lavarse las manos una cantidad puntual de veces o encender y apagar las luces en repetidas ocasiones. Solo al cumplir esas acciones se calman la ansiedad, el miedo y los pensamientos negativos.

El relato Pedro y su TOC habla de todo esto y resulta una excelente experiencia lectora para las infancias y su entorno. Pertenece al catálogo de la colección de literatura infantil y juvenil de Caligrafix, Viaje Literario. Esta obra fue escrita por Tomás Miño, psicólogo clínico de la Universidad Católica, especialista en este problema de salud mental que afecta a un porcentaje que varía entre el 2% y 3% de la población mundial. “No existen datos de niños específicamente porque, en general, es más complejo el estudio en menores de edad”, comenta el autor.

Tomás Miño cuenta que la idea de crear este libro nació de la necesidad de hablar del tema con un recurso concreto. El psicólogo hace clases de postgrado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y otras universidades, específicamente de TOC infanto juvenil, y relata que siempre estaba latente la necesidad de tener un material lúdico para trabajar con la infancia: “No había ninguno escrito en castellano y contextualizado en nuestra realidad, con un lenguaje propio de nuestra cultura. Caligrafix se la jugó por este proyecto vinculado a la salud mental infantil y así surgió este libro”.

Luego siguió la aventura de escribir la historia de Pedro: “La intención es que no fuera solamente una obra literaria, sino también terapéutica para niños y adolescentes con el trastorno, además de un material que sirviera a profesionales de la salud mental en sus terapias”, explica el psicólogo.

¿Y cómo surgió Pedro? El personaje se fue construyendo en conjunto con la editorial. “Su objetivo principal es transmitir las características más típicas de una persona o niño con TOC: le gusta registrar cosas, tiene varios libros, le gusta coleccionar dinosaurios, escribir… En las ilustraciones se ve que Pedro tiene varios dinosaurios, que ordena las cosas de cierta manera, etc. La angustia, el repetir, tocar…, todo eso está representado”, describe el autor.

Tras una selección de dibujantes, Leonardo Huerta fue el encargado de las ilustraciones. Junto a Tomás Miño no solamente trabajaron en las escenas, además buscaron con dedicación qué colores usar para transmitir las emociones y así lograr poner en palabras e imágenes lo que Pedro estaba sintiendo. A su vez, se quiso dar forma al TOC y se hizo un simpático personaje que representa los pensamientos obsesivos e intrusivos.

La historia de Pedro y su TOC resulta muy cercana. Al inicio, describe las emociones y sensaciones que surgen en el protagonista al no entender lo que le pasa. Después viene una etapa en la que Pedro no se atreve a contarle a los papás qué es lo que le ocurre. Luego, cuando sus padres lo escuchan y para ayudarlo lo llevan al psicólogo, ocurre un instante esencial: se normaliza consultar a un especialista en salud mental. Juntos van a ver al profesional y este explica lo que está pasando. Así comienza un proceso de lucha para ir ganándole al TOC, y Pedro, a quien le encanta escribir todo lo que aprende, hace una especie de bitácora que habla de lo que aprendió en la terapia.

Tomás Miño destaca que la narración tiene un componente literario potente, al permitir conectarse con emociones y sentir lo que vive Pedro; aparece la empatía por ejemplo, y el lector logra ponerse en el lugar de un niño que sufre de TOC. Pero el libro también brinda herramientas concretas para poder saber qué hacer. “Tiene elementos terapéuticos en el sentido de que enseña técnicas de terapia cognitivo conductual específicas para poder ganarle al TOC, y son técnicas que los niños pueden ir aprendiendo a medida que van leyendo el libro”, dice.

Pedro y su TOC se recomienda a partir de los siete años. En esta entretenida obra el protagonista dialoga con los lectores y les cuenta de manera muy vívida su historia, tejiendo un relato que se potencia con ilustraciones muy cercanas, lo que permite que este público disfrute ampliamente de la lectura. Para el caso de niños y niñas con TOC, el autor sugiere que se lea en compañía de un adulto que le permita procesar lo que le vaya resonando de la historia de Pedro. Si se trata de un lector adolescente con TOC, es muy interesante que también lo lea su familia y entorno y genere conversaciones y reflexiones en torno al contenido. En el caso de los adultos, hay muchos que lo usan en sus terapias porque el trastorno es un cuadro crónico y, cuando lo leen, se sienten identificados con lo que fueron sus propias vivencias en la infancia. “Ha sido muy bonito. Es un libro que ha trascendido las edades y ha permitido hablar de salud mental, poner la empatía en primer lugar”, comenta el autor.

¡Hablemos de salud mental!

La noticia de que los niños chilenos tienen la peor salud mental del mundo alarmó en 2019 cuando se publicó el resultado de una investigación dirigida por profesionales de la Universidad de Chile. En el estudio se consideró a menores de edad en 24 países y se reveló que el 15% de los niños y niñas a nivel mundial tiene déficit atencional, hiperactividad o agresividad; en Chile, esta cifra alcanzaba al 25% entre los menores de seis años.

Más cifras cuentan que entre el 12% y 16% de los niños y niñas de nuestro país presentan ansiedad y depresión; en el resto del mundo, estos problemas afectan al 5% del mismo grupo. En 2021, gracias a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), supimos que más del 13% de los niños y jóvenes de 10 a 19 años, en el planeta, han sido diagnosticados con un trastorno mental.

La pandemia agravó este escenario. Un estudio de 2023 (Efectos de la pandemia en la salud mental y en la convivencia de las comunidades educativas: Estado del arte de la investigación nacional e internacional), trabajo del Centro de Estudios de Mineduc, informó que hubo un deterioro en la salud mental y emocional de los niños, niñas y jóvenes, incluso, mayor que los niveles registrados en la población adulta.

Un dato de este año viene del informe Diagnóstico sobre la situación de derechos de la niñez y adolescencia 2024, trabajo de la Defensoría de la Niñez a partir de lo registrado por el Observatorio de Derechos: el 52,9% de los adolescentes estudiantes de educación media de la zona norte de Santiago cumplen con criterios para uno o más problemas de salud mental: 35,2% para depresión, 25,9% ansiedad generalizada y 28,2% para consumo problemático de sustancias.

Conversar sobre esto es clave, de la salud mental depende la manera en que las personas se relacionan con su entorno; informarse y conversar del tema permite que padres, madres y cuidadores tengan más herramientas para apoyar y cuidar a las infancias. Tomás Miño comenta que comenzar a hablar de las emociones y sentimientos desde la etapa preescolar es ideal, una excelente manera para que los vayan entendiendo en sus emociones, y normalizando que decir cómo me siento, si estoy triste, feliz o ansioso es algo bueno. “Es positivo que aprendan a verbalizar, a poner en palabras lo que están sintiendo”, recalca. El especialista afirma, además, que se trata de una protección para la salud mental futura, y es que al expresar sus emociones es posible detectar tempranamente algunas dificultades.

Entendamos un poco más del trastorno junto al autor de Pedro y su TOC

Origen

Hasta hoy no se conoce a ciencia cierta por qué surge el TOC. Sin embargo, las hipótesis más robustas dicen que tiene un origen genético. También hay hipótesis neurobiológicas y se refieren a un funcionamiento diferente en el cerebro: algunas zonas se encuentran más activas. Otras hipótesis, aunque menos avaladas científicamente, hablan de eventos traumáticos y situaciones como sintomatología ansiosa.

Cuándo se manifiesta

Como promedio, el peak de aparición es a los 19 años de edad, pero también hay otro momento que es entre los 10 y los 12 años. El TOC pediátrico (niños que lo presentan a los cinco o seis años) tendría una carga genética más potente lo que, a veces, hace más compleja la intervención. No obstante, cualquier cuadro de salud mental que se trabaje de manera temprana tiene un mejor pronóstico.

Particularidades en los niños

En general, no hay diferencia en los síntomas de niños y adultos, pero iniciar la terapia en la niñez, permite que la sintomatología sea menos intensa en los años siguientes.

Los niños no entienden la diferencia de que algo sea extraño o no, porque todavía viven en un mundo dual entre la fantasía y la realidad, entonces, hay pensamientos que no logran enjuiciar como diferentes o inusuales. Por eso es importante que la evaluación la haga un especialista para que pueda pesquisar estas situaciones.

El TOC y el colegio

  • ¿Cómo un educador puede reconocer el trastorno? En general, el trastorno obsesivo compulsivo se sufre bastante en silencio, dice Tomás Miño. Entonces, los niños tienden a ocultar bastante los síntomas, y suele suceder que los profesores no logran advertir el problema, a menos que sean síntomas intensos; en estos casos, los educadores pueden, por ejemplo, observar que el niño: se demora en el baño, porque se lava muchas veces las manos). no puede entrar en la sala si antes no hace algún ritual. tarda mucho en entregar las pruebas al revisarlas una y otra vez. hace demasiadas preguntas sobre un tema. debe borrar hasta que sienta que no se ve lo que estaba escrito o dibujado. tiene actitudes muy rígidas o mucha angustia frente a determinadas situaciones.

  • ¿Qué debe hacer un profesor si observa estas conductas? Lo principal es apoyarse en la atención psicológica que el colegio pueda entregar para hacer una adecuada derivación y conversar con los papás, en el caso que sean síntomas que no hayan sido detectados. La finalidad es que puedan consultar con un especialista.

  • ¿Con qué acciones colabora en el aula? El TOC se trata con terapia cognitivo conductual y, en algunos casos con fármacos, pero también es posible actuar con indicaciones de una terapia ocupacional en el colegio o en la casa, siempre, de acuerdo a lo que digan los especialistas, ya que se debe atender caso a caso.

  • ¿Qué evitar? Castigos o amenazas relacionadas con consecuencias, por ejemplo, una baja de la nota. Tampoco hay que culpar el niño o niña con TOC por su conducta, pues este tipo de comportamientos no dependen de su voluntad: en el TOC no es que el niño haga esas cosas porque quiera, es un trastorno de salud mental.

  • ¿Cómo hablar de TOC con los niños? Siempre de acuerdo a la edad emocional y cognitiva, evitando conceptos muy abstractos o palabras rebuscadas, y ayudándose de elementos concretos, lúdicos, claros y sencillos: cuentos, teatro, narraciones, películas, etc. Cualquier material que ayude a poner en palabras lo que se vive es útil. En estos casos Pedro y su TOC sin duda abre una ventana que permite abordar el tema de manera muy cercana, directa y sin complejidades.

Nombrar, expresar y validar las emociones dando espacio para ello es importante para propiciar la salud emocional: que el niño, con confianza, pueda decir, por ejemplo, cuando se siente incómodo, ansioso o deprimido.

Aprendizaje y socialización

El TOC afecta las funciones ejecutivas y la capacidad de concentración, abstracción y planificación. Como consecuencia de aquello, en algunos casos, puede influir en el aprendizaje. Este problema también ocurre por causa del tiempo que quitan las compulsiones. Asimismo, y como muchas veces, el TOC se desarrolla con síntomas que pasan inadvertidos, los niños que lo presentan tienen muy buenas notas; a veces, son niños que hacen todo perfecto como parte de su obsesión.

Las obsesiones y compulsiones también afectan el ámbito social y el aprendizaje, a partir de esto puede ser que los niños y niñas con TOC eviten invitar a amigos a su casa o tengan que ausentarse del colegio por los síntomas que están viviendo. Muchas veces, pueden ser ridiculizados por falta de información y empatía; como resultado, hay alta tasa de bullying asociado al TOC.

Conversar sobre salud mental en general se hace imprescindible. Mientras a más temprana edad se facilite y valide que los niños expresen sus emociones, más y mejores oportunidades habrá para tratar cualquier trastorno y, como consecuencia, propiciar una autoestima positiva, el aprendizaje y experiencias sociales gratificantes. Al mismo tiempo, cada vez más, debemos normalizar acudir a profesionales para recibir la ayuda necesaria cuando sea el caso. Precisamente la obra Pedro y su TOC permite sumergirse en esta temática y abrir conversaciones y reflexiones sobre este tema, logrando así que los lectores empaticen con las vivencias que relata el protagonista y a la vez aprendan que lo mejor es contar con el apoyo de la familia y los especialistas, quienes forman un gran equipo que los acompaña en este proceso.