A continuación se presentan algunas fórmulas para reconocer cuándo un niño tiene algún problema de autoestima y consejos para ayudar a construir una buena imagen de sí mismos.
Cuando la autoestima es baja o negativa, las personas se vuelven muy inseguras de sus acciones y, muchas veces, son incapaces de realizar algo en lo cual no se sienten confiados. Al vincularnos con ellas, se advierte una actitud derrotista y negativa, situación que, finalmente, impide su crecimiento psicológico y disminuye su resistencia frente a las adversidades de la vida.
Una autoestima negativa también lleva a que una persona se sienta desvalorizada, a que siempre esté comparándose con los demás, resaltando las virtudes y capacidades de los otros, a quienes ve como seres superiores, personas a las que nunca podrá igualar. Tal postura impide o dificulta tener objetivos y encontrar sentido al día a día.
Todo lo anterior afecta a los niños, también. Cuando tienen autoestima negativa, como los adultos, pueden desarrollar sentimientos como la angustia, el dolor, la indecisión, el desánimo, la pereza y la vergüenza. Cuando se habla de autoestima positiva, en cambio, su larga lista de beneficios levanta el ánimo por sí sola. Comenzando por mencionar que mejora la capacidad de relacionarse con los demás y que desarrolla estrategias para superarse, la autoestima positiva hace aceptarnos y no temer reconocer los fracasos. Esta condición también ayuda a enfrentar la frustración y persistir, sin renunciar a la consecución de metas personales.
Hay más. En el caso de los niños, particularmente, una buena autoestima permite que el desarrollo de la personalidad se forje sabiendo superar dificultades y adversidades, fomentando la confianza y la seguridad, en definitiva, contribuyendo a un sano crecimiento emocional, afectivo y social. Favorece las habilidades sociales que contribuyen a las relaciones sanas y ayuda a que los niños hagan interpretaciones realistas de las situaciones, evitando la formación de creencias erróneas, como que determinadas situaciones son culpa de ellos. Así, finalmente, la buena autoestima se transforma en la base para reafirmar la identidad de los pequeños y crear en ellos una personalidad madura.
El rol de los padres
La autoestima es una construcción personal que comienza en la niñez y se desarrolla en función de las opiniones cercanas. Así lo confirma Neva Milicic, psicóloga (UC), Magíster en Educación (UC) y doctora en Filosofía (University Of Wales): “En la medida que la base de la autoestima se encuentra en la infancia, el rol de los padres es esencial. Como planteábamos en el libro “Hijos con autoestima positiva” (Ariel, 2013), escrito en coautoría con Soledad López de Lérida, se requiere tener una presencia nutritiva y afectuosa en forma cotidiana. Asimismo, se necesita de parte de los padres mucho autocontrol cuando se está enojado, para poder filtrar aquellos conceptos que podrían implicar un daño en la formación del autoconcepto infantil”.
Respecto de refuerzos positivos y castigos, la especialista señala que es mejor una actitud que valide lo que los niños hagan: “Centrarse más en reconocer las competencias que en señalar los déficits es esencial. Algunos expertos piensan que la crítica excesiva es, además de muy destructiva para la autoestima, muy negativa para la interacción padres-hijos”.
¿Qué pasa en caso de sobreprotección? La sicóloga y escritora aclara: “Los niños necesitan ambientes seguros y que los protejan de los riesgos, pero –ciertamente– la sobreprotección disminuye la autonomía. Toda ayuda no necesaria frena el desarrollo infantil. Fomentar la autonomía hace que los niños se sientan competentes y capaces, con sensación de autoeficacia, es un ingrediente esencial en la construcción de la autoestima”.
No olvidar…
- Al dar oportunidades para tener éxito, se procura que los niños tengan experiencias en las que consiguen logros. Es decir, resulta importante vincularlos con metas alcanzables para que adviertan de lo que son capaces de conseguir.
- Creer en ellos: si los niños perciben que los padres creen en sus capacidades, sentirán que tienen las herramientas para desenvolverse en actividades o expresar su opinión.
- Elogiarlos en forma realista: no hace falta exagerar o mentir con el afán de hacerles sentir que son buenos en algo, resulta más sano enfocarse en sus habilidades verdaderas y celebrarlas en justa medida.
- Nunca compararlos con otros niños: la autoestima no se construye en relación a otros, sino que surge del ser mismo.
- Ayudarlos a confiar en sí mismos: entregar autonomía progresivamente es una forma de fomentar la confianza personal, demostrándoles con hechos que pueden hacer con éxito diferentes acciones y asumir diversas responsabilidades.
- Tomar en cuenta sus sentimientos e interpretaciones: se les puede explicar lo que hacen mal sin criticar a la persona, sino a la acción.
- Animarlos para que con su esfuerzo personal mejoren o cambien aquello que no les gusta de sí mismos.
- Fomentar la idea de que todos valen: comentarles que una existencia es valiosa en sí y ese valor no depende de lo que tenga o haga una persona.
- Alimentar el concepto de que todos pueden: explicarles que las personas no se definen por el hacer y que quien no es bueno en una actividad, seguro sí lo es en otra.
- Mencionar que todos somos distintos, que todos tenemos cualidades y capacidades diferentes: hablar de lo bello e importante que es eso.
Sobrevaloración y autoestima negativa
Según explica Neva Milicic, no se habla de alta autoestima sino de autoestima positiva. Cuando esta existe, ¿es posible la presencia de un exceso de esta valoración? Sucede y se presenta cuando la autoestima pasa de un nivel positivo a una actitud narcisista. De acuerdo con lo que explica la experta: “A veces, paradójicamente, conlleva detrás una actitud arrogante que puede revelar una autoestima negativa.
¿De qué otras maneras se reconoce la autoestima negativa? En el libro “Confiar en uno mismo” (Catalonia, 2014), coautoría de Neva Milicic e Isabel Margarita Haussler, se describen las características de los niños con autoestima negativa y, entre estas, se nombran:
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Actitud excesivamente quejumbrosa y crítica.
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Necesidad compulsiva de llamar la atención.
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Actitudes desafiantes y agresivas.
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Necesidad imperiosa de ganar.
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Actitud inhibida y poco sociable.
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Temor excesivo a equivocarse.
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Actitud insegura.
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Ánimo triste.
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Actitud perfeccionista.
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Necesidad compulsiva de aprobación.
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Actitud pesimista.
Mejorar la autoestima
Para fortalecer el concepto que tienen de sí mismos, los niños necesitan tener experiencias emocionales positivas, en las que se sientan reconocidos y validados por los adultos significativos para ellos. Así lo explica Milicic, quien añade que “necesitan que las exigencias a las que sean expuestos sean adecuadas a sus capacidades, de manera que puedan tener éxito. Si los padres perciben que un hijo o hija está dando señales de tener una autoestima negativa, consultar un especialista es un buen camino, ya que puede ayudarlos a averiguar las causas y a entregarles algunas herramientas para que en la vida diaria puedan contribuir a mejorar la autoestima de ese niño”.
Otros consejos de la especialista, para fortalecer la autoestima en los hijos :
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Ayudarlos a construir una autoimagen positiva.
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Reconocer los logros y características positivas que tienen lo más explícito posible.
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Disminuir las críticas hacia ellos.
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Adecuar las exigencias a las capacidades de los hijos.
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Aumentar sus competencias sociales.
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Desarrollar su autonomía.
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Favorecer su creatividad.
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Demostrarles confianza en sus capacidades.
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Generar un clima cálido y aceptador.
Todos hablan de autoestima
Hasta antes de los años 70, el concepto de autoestima aún no era descrito por la sicología. En la actualidad, es un término común que, incluso, es objeto de estudio a todo nivel. En el ámbito escolar, por ejemplo, tras la Prueba Simce 2013, por primera vez se dieron a conocer factores no académicos que influyen en la educación de los alumnos del país: en relación a la autoestima académica y a la motivación escolar, en ese período se observó que es adecuada en cuarto básico (95,5%), sexto básico (89,8%), octavo básico (92,6%) y en segundo medio (91,5%); algo diferente se vio en sexto básico, donde el resultado indicó que los alumnos no tienen un alto porcentaje de autoestima positiva académica ni motivación escolar, este índice llegó solo a 10,2%. (LINK: Dato de Simce) Sin embargo, proporcionalmente, en sexto básico existe un mayor porcentaje (10,2%) de estudiantes que manifiestan autoestima académica y motivación escolar baja. En este contexto, donde el concepto se maneja a todo nivel, siempre es bueno reforzar la verdadera definición de autoestima. Neva Milicic define el término como “la valoración que las personas hacen de sí mismos es una apreciación de cuánto se quieren y se valoran; es sentirse competente y capaz para enfrentar las demandas ambientales”. La especialista afirma, además, que una autoestima positiva es la capacidad de centrarse en la definición de sí mismo, en las fortalezas. Y es también aceptar las limitaciones sin sobrefocalizarse en ellas. Un gran error es entender este concepto como la valoración de uno mismo porque "sirvo para algo". Si así fuera, seríamos seres instrumentales.
Paula Reyes Naranjo Periodista