Fomentar las habilidades sociales y emocionales

Educación no cognitiva

Publicado el 17 de septiembre de 2024

El aprendizaje académico es un proceso pluridimensional que se beneficia directamente cuando se trabaja en aquellas conductas, actitudes y rasgos de personalidad que permiten mantener relaciones positivas y tomar decisiones responsables, por ejemplo, manejando la empatía, la determinación, el autocontrol, la comunicación y la conexión con los demás o el entorno. El rol de los profesores en este ámbito resulta clave y se extiende más allá de la sala de clases. Por qué y cómo proceder es parte de lo que compartimos en este texto.

Atender la educación socioemocional siempre es relevante, pero ha cobrado especial connotación en la actualidad. Las razones son múltiples. Por ejemplo, el regreso a clases presenciales tras un largo periodo de cuarentena, contexto que provocó inseguridad, baja autoestima, ansiedad y estrés al disminuir en exceso las oportunidades de relacionarse físicamente mediante demostraciones de cariño o juego. A esto se le suman los efectos de la sobreestimulación y sobreexposición a dispositivos digitales, la individualidad de la vida moderna, entre otras cosas. De este modo lo describe Leslie Marselli, sicóloga infantil que actualmente trabaja en una escuela pública de enseñanza básica, donde aún se puede ver a niños y niñas con mascarilla porque no les gusta su cara, o con ansiedad social, pues no les agrada exponerse o presentarse en actividades como bailes, o cualquier otra presentación artística o académica. Estos y otros ejemplos de estudiantes con escasas habilidades sociales y dificultades de autorregulación emocional tienen un camino para resolver el problema y lo pueden recorrer de la mano de sus profesores.

Leslie realiza acompañamiento a una docente en la asignatura Taller de Desarrollo Personal, y en esa instancia aborda todas las temáticas relacionadas con habilidades socioemocionales. En su labor ha podido comprobar cómo los niños, niñas y jóvenes aprenden sobre sus emociones y logran expresarlas adecuadamente; también integra estrategias de autorregulación y resolución de conflictos. “Sería ideal implementar esta asignatura en todos los establecimientos. Creo que desde ahí se pueden abordar y abarcar estas temáticas, entendiendo que se debe priorizar el desarrollo de estas habilidades por sobre el rendimiento académico, ya que para que los niños mantengan la motivación escolar y el aprendizaje, se requiere que estén bien emocionalmente. Asimismo, se aprecia necesario capacitar a los docentes respecto de cómo enseñar estas habilidades o llevarlas a cabo mediante el ejemplo. A su vez, es fundamental mantener una alianza constante con la familia para abordar el desarrollo socioemocional”, afirma la psicóloga.

Antes de abordar y profundizar un poco en estrategias para que los docentes puedan desarrollar habilidades sociales y emocionales en el aula, es necesario explicar por qué es importante trabajar en ellas. Y la respuesta es simple: somos seres sociales, necesitamos a un otro para relacionarnos y comunicar de manera efectiva nuestras necesidades, sentimientos y opiniones. A su vez, somos seres emocionales, y requerimos expresar emociones, validarlas y gestionarlas adecuadamente. De este modo se contribuye a una autoestima saludable, dice Leslie Marselli. Agrega que si los niños y adolescentes no están bien socioemocionalmente, no establecerán relaciones sanas con sus pares, pero tampoco con familiares y la comunidad escolar en general. No existirá una comunicación efectiva y no dispondrán de herramientas para solucionar conflictos de forma constructiva.

Así las cosas, resulta necesario dar importancia a vivir instantes felices y sentirse bien: es esencial para que exista un aprendizaje significativo. Las habilidades socioemocionales son fundamentales para una experiencia escolar positiva, puesto que mejoran el clima escolar, fomentan la colaboración y el trabajo en equipo, también incrementan la motivación y la perseverancia, una clave en el cumplimiento de propósitos. Por supuesto, influyen en el bienestar, reduciendo el estrés o la ansiedad en los estudiantes, benefician el rendimiento académico, así como la capacidad para interactuar efectivamente con los pares y su entorno, todo eso, además de promover la inclusión y la aceptación de la diversidad. De este modo lo resume la psicóloga infantil. Y añade que, por supuesto, también tienen un vínculo importante con el logro y el éxito académico, dado su nexo con la concentración, la planificación y la transferencia de conocimientos. Por si fuera poco, fomentan la autoconfianza y, con ello, la toma de decisiones más acertadas.

Rol como docentes

Todos, padres, familiares, cuidadores, tutores de niños y adolescentes, tienen la tarea de enseñar estas habilidades, preparando a los futuros adultos para la vida. En el caso puntual de los profesores, la psicóloga sugiere, en primer lugar, promover y mantener un clima o vínculo de confianza y respeto en el aula. “Eso se logra acercándose a los estudiantes y preguntándoles cómo están, diariamente y mirándolos a los ojos; también apoyándolos en sus desafíos y compartiendo, por ejemplo, al contar un chiste o alguna experiencia personal”, dice Leslie Marselli.

Otras prácticas que sugiere son:

  • Ayudar a que los estudiantes identifiquen y comprendan sus emociones y comportamientos.
  • Crear un ambiente seguro, inclusivo y respetuoso, con prácticas de reflexión al comienzo o final de la clase que ayuden a manejar el estrés y a desarrollar la autorregulación y con instancias para el elogio entre pares, donde puedan destacar cualidades de los compañeros.
  • Fomentar el trabajo en equipo con el fin de que los estudiantes cumplan objetivos en común y facilitar la participación en las clases y las discusiones en grupo sobre temas relevantes: es una acertada fórmula para propiciar la empatía, comprensión y toma de perspectiva.
  • Retroalimentar siempre de manera positiva.
  • Actualizarse y capacitarse constantemente sobre los temas socioemocionales.

Por último, el uso de un lenguaje que aliente el esfuerzo y el trabajo con afirmaciones positivas también es importante. Lo mismo se puede decir respecto de brindar oportunidades para reflexionar sobre las emociones, pensamientos y comportamientos, por ejemplo, mediante escritos, meditaciones y conversaciones guiadas.

Comunicación con las familias

Siempre, y especialmente en casos de escolares con situación vulnerable, donde el núcleo familiar mantiene otras prioridades, o en algunos casos, incluso, existe violencia y vulnerabilidad al interior de las casas, el rol del docente es especialmente relevante y debe considerar el desarrollo de habilidades socioemocionales junto a la familia. Para este objetivo tienen buen resultado iniciativas como:

  • Enviar boletines semanales o mensuales para compartir información.
  • Crear un centro familiar físico o virtual con recursos o herramientas para compartir herramientas y orientación.
  • Organizar oportunidades para que los profesores aprendan a asociarse con los padres. Por ejemplo, una convivencia donde se compartan desafíos y se comenten estrategias.

¿Cómo se prepara un profesor?

Los docentes tienen una labor de alta responsabilidad que suele asociarse al estrés, por tanto, es necesario el cuidado de su salud mental. Así mismo, se les reconoce como un modelo a seguir. Como consecuencia de todo eso, es muy necesario que los profesores se ocupen de sus propias habilidades sociales y emocionales. Cuando lo hacen, tienen mayores oportunidades para conectar con sus estudiantes de manera efectiva. A su vez, mejoran la interacción en la sala de clases y el cumplimiento de los objetivos académicos.

Dentro de las recomendaciones que sugiere Leslie Marselli figuran:

  • Tomarse un tiempo para realizar actividades de interés propio.
  • Participar en capacitaciones y talleres que se centren en el desarrollo de las habilidades socioemocionales o que apoyen el crecimiento personal y profesional.
  • Incorporar prácticas de mindfulness en la rutina diaria; mejoran la autorregulación.
  • Reflexionar sobre las emociones que les invaden; lo mismo en cuanto a sus fortalezas y desafíos.

Para finalizar, como parte del proceso de aprendizaje integral de niños, niñas y jóvenes que acoge la idea de promover las habilidades sociales y emocionales durante la etapa escolar, resulta indispensable enfatizar en la validación de las emociones, sean positivas o negativas. A su vez, y en comunión con lo dicho, procurar espacios para conversar de esto. Sin duda, son acciones indispensables dada la naturaleza social de las personas.