Vacaciones para seguir aprendiendo

Publicado el 5 de enero de 2017

Este período permite el descanso intelectual y, a la vez, la práctica lúdica de muchos de los contenidos trabajados durante el año escolar. Para eso es recomendable estar atentos, el ocio es sano e imprescindible, pero requiere de algunas pautas que permitan focalizarlo.

Las vacaciones son uno de los mejores antídotos contra el estrés y los especialistas las definen como fundamentales para mantener buena salud física y mental. Un grupo de investigadores, liderados por Karen Mathews, científicos de la Universidad de Pittsburgh, en EE.UU., evaluó a cerca de 12.000 hombres con alto riesgo de presentar una enfermedad coronaria, personas entre 35 y 57 años de edad que fueron monitoreadas durante nueve años. Después de transcurrido este lapso de tiempo, descubrieron que quienes no tomaron vacaciones anuales tenían 32% más de probabilidades de morir por causa de un ataque al corazón.

Otro estudio, esta vez un trabajo de científicos de la Universidad Estatal de Nueva York, complementó la investigación afirmando que los hombres que tienen vacaciones cada año bajan su probabilidad de morir, por cualquier causa, en un 20%. Así de determinantes pueden ser los períodos de descanso, y todo indica que es necesario que se les dé tal importancia desde temprana edad. Bastaría con tomar algunos días libres y olvidar por un momento obligaciones y tareas laborales o caseras. Es la forma que tiene el cerebro para recargar energía y mejorar la función intelectual.

En el caso de los niños, particularmente, los períodos de vacaciones son parte importante del proceso de maduración. Y para comprobarlo, basta con hacer el ejercicio de evocar nuestros propios recuerdos, de seguro ahí será fácil encontrar bonitos momentos relacionados con las vacaciones, nuevas experiencias y aprendizajes, además de tiempo con amigos, abuelos, primos, papás, etc.

“Básicamente, el beneficio de las vacaciones es que los niños logran desconectarse y descansar de los “contenidos”. También se baja la presión que implican las evaluaciones, los horarios, las rutinas, etc. Son tiempos donde ellos desarrollan más actividades deportivas y al aire libre, lo que favorece no solo lo motor, sino también el desarrollo de lo cognitivo, a través de las habilidades que se activan durante estas acciones”, dice Loreto Rojas, psicopedagoga y profesional del centro Re-Activa.

También hay consecuencias para todo el grupo familiar: “Los beneficios emocionales y familiares son múltiples, pues las vacaciones generan espacios de unión, instancias para compartir y experimentar con los seres más queridos. Muchas veces ocurren situaciones únicas, especiales, casi siempre en un contexto de relajo, sin sentirse atrapados por los horarios. Durante las vacaciones, además, se visitan nuevos lugares, viviencias que permiten desconexión de la rutina habitual. Todo se flexibiliza bastante y lo modificamos en beneficio de disfrutar y descansar”, agrega la especialista.

En ese contexto, ¿es recomendable mantener algunos de los hábitos de estudio en tiempo de vacaciones? Lo es -dice Loreto Rojas- siempre y cuando no sea en un viaje, ya que entonces se hace difícil poder concretarlo. El resto del tiempo es posible destinar momentos para potenciar hábitos, pero siempre de manera lúdica y con horarios más flexibles. Por ejemplo, a través de juegos de mesa donde participan todos en familia, también mediante los espacios para la lectura o el deporte. Incluso los juegos tecnológicos –utilizados con moderación- ayudan, pues permiten que se active el pensamiento, entre otras habilidades.

¿Qué hábitos se pueden potenciar en vacaciones? Cuando nos hacemos esta pregunta, es necesario diferenciar por edad, advierte la psicopedagoga: “En los más pequeños, los niños que están en proceso de aprender a leer, es muy necesario no perder la continuidad de la lectura”. Al elegir el material a leer es mejor variar y no elegir textos escolares; por ejemplo, sirve la revisión de una revista o el diario, seguir una receta de cocina o las instrucciones de algún aparato a instalar, incluso, leer los subtítulos de un video o película. Lo mismo con la escritura, simplemente hacer listados, por ejemplo, el de la lista del supermercado o del equipaje para vacaciones. También sirve tomar notas muy sencillas, escribir mensajes o pequeñas creaciones. El horario más adecuado para este tipo de actividades va a depender de cada niño, pero si lo que se quiere es fomentar un hábito, se recomienda durante la mañana, pues la mente está más fresca y la disposición anímica es mejor.

Otra fórmula muy beneficiosa es compartir juegos de mesa, siempre que sean apropiados para la edad. Resulta muy útil asignarles un horario en el día, darles el espacio, porque a través del juego se pueden desarrollar muchas habilidades que están en la base del aprendizaje: capacidad de observar en detalle, comparar y relacionar, entre otros”.

Criterio con los hábitos

De alguna manera ya se han esbozado algunos criterios, pero ¿qué otras consideraciones se debe tener para no caer en situaciones que generen estrés o reglas inapropiadas? La flexibilidad es un parámetro primordial. Quiere decir que, muchas veces, no habrá constancia en la implementación de los hábitos, esto en función de dar prioridad a las actividades de las vacaciones. “La idea no es estresar a los niños, sino conseguir que, a través del juego, se animen a formar hábitos”, afirma Loreto Rojas.

Otras condiciones que sugiere la psicopedagoga son:

  • Constancia. Uno de los criterios más importantes: es decir mantener en el tiempo y durante el verano las instancias para el desarrollo de los hábitos.
  • Voluntad. Es necesario comprometerse para generar estos espacios, no solo de parte de los niños, sino también lo que involucra a los adultos a cargo.
  • Cariño. Con afecto se pueden lograr muchas cosas, pues al involucrar afectivamente a los hijos en sus procesos de crecimiento y aprendizaje, se logran mejores resultados.
  • Tiempo. Esto se enfoca en no exagerar en el empeño por conseguir efectos de manera rápida y en un período establecido, sino entendiendo que son procesos que verán sus frutos en el largo plazo.

De acuerdo con la edad

El descanso que requieren los niños se estima según su desarrollo. De esta forma, mientras más pequeños son, más tiempo y más horas de descanso y sueño necesitan. Y esto es especialmente importante en el caso de los chicos que han pasado por un año de diversas exigencias escolares y extra escolares.

Cuando hablamos de preadolescentes y adolescentes, las vacaciones pueden combinarse con mayor tiempo destinado a actividades especiales, como cursos o talleres, que -en lo posible- no aborden de materias propias del colegio. Idealmente, que se trate de actividades que permitan el desarrollo de otras habilidades, como la creatividad o autonomía, por ejemplo.

Cuidado con el ocio

Tener actividades, recreativas y de disfrute, es útil en tiempo de vacaciones. A través de estas los niños pueden continuar haciéndose preguntas, ‘cuestionándose el mundo’, en definitiva, poner en acción su pensamiento crítico.

Existen estudios,como Lasting Consequences of the Summer Learning Gapcuyas, de Johns Hopkins University, cuyas conclusiones señalan que los estudiantes que forman parte de familias de un nivel socioeconómico alto, no dejan de aprender en vacaciones, porque tienen más estímulos; en cambio, aquellos que pertenecen a grupos con menor nivel socioeconómico, tienen un ocio menos enriquecedor y evidencian desfase cuando vuelven a clases. Según el informe, el retroceso es mayor cuanto más avanzando es el nivel de estudio.

Otra investigación, esta vez realizada por las universidades de Missouri y Tennessee, cuyo estudio se basó en 39 análisis previos, determinó que después del verano la pausa de actividades de aprendizaje genera pérdida de conocimientos, equivalente a un mes de clases. Según el informe, el retroceso es mayor cuanto más avanzado es el nivel de estudio.

Actividades recomendadas para vacaciones

Son variadas y sencillas, muchas se pueden hacer en casa y otras tantas son una invitación a salir y a disfrutar la ciudad en verano.

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      • Artes plásticas

¿Por qué? Contribuyen al desarrollo emocional y afectivo, pues crean un vínculo con el trabajo u obra. También fomentan la disciplina y, con su labor, el niño puede trabajar su concentración.

      • Artes musicales

¿En qué ayudan? Favorecen expresión corporal, atención, concentración y memoria. No es todo, además permiten una nueva experiencia al aprender un baile o interpretación de instrumento y, en complemento, si es el caso, entregan oportunidad de interactuar en dinámicas de grupo.

Los bailes o la danza, disminuyen estados de ansiedad y, por tratarse de ejercicio, estimulan el sistema respiratorio y la psicomotricidad. Corresponden a una de las mejores actividades para elegir en vacaciones, porque también contribuyen al desarrollo de la memoria y el oído.

      • Teatro

Todas las artes escénicas ayudan en el desenvolvimiento público, la sana manifestación de las emociones y, muchas veces, en la superación de la timidez. Se trata, asimismo, de actividades que estimulan la imaginación, reflexión y trabajo en equipo.

      • Artes marciales

Otra actividad física, con todos los beneficios que trae. En específico, esta ayuda en el control de la fuerza y, sobre todo, a trabajar la coordinación, postura y disciplina.

      • Juegos de mesa

Por ejemplo, Metrópolis o bingo permiten reforzar contenidos matemáticos. Los más pequeños pueden reconocer números y desarrollar la lógica matemática.

      • Salidas

A centros culturales o granjas educativas, entre otros lugares, son buenas instancias para fomentar el aprendizaje de ciencias sociales y naturales a través de la experiencia. Se trata de generar vínculos fundamentales para los futuros contenidos del colegio.

¿Elaborar un horario?

Algunos especialistas lo recomiendan para las vacaciones, pero no se trata del mismo horario del año escolar. Más bien, se trata de proponer un esquema que programe actividades pensadas para entretenerse mientras se aprende.

No hay que asustarse con la palabra horario en vacaciones, porque las estructuras, límites u órdenes ayudan a ‘ordenar el mundo’, sobre todo, cuando hablamos de niños pequeños, quienes están organizando su forma de pensar.

Dentro de las actividades que puede contemplar ese ‘horario’ están los tiempos de lectura y escritura, pues permiten dar continuidad y práctica a lo aprendido.

¿Operaciones matemáticas? Tampoco deben olvidarse en ese horario. Es ideal que a diario los niños practiquen contando objetos y clasificando elementos según su color y forma, entre otras características. Las compras también son buena instancia, calculando juntos la suma de los productos o estimando el vuelto que se debe recibir.

Para este fin resultan muy útiles les cuadernos de actividades lúdicas y desafiantes, como es el caso de la línea Verano de aventuras , de Caligrafix, que motivan y entretienen a los niños, poniendo en práctica los aprendizajes adquiridos durante el año, con el fin de afianzarlos y prepararlos de mejor manera al ingreso al siguiente nivel escolar.

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Paula Reyes Naranjo Periodista